Los Celos: ¿Que tratan de revelarnos?

Dicen los "expertos" en relaciones de pareja que los celos no están de moda. Parece que eran cosa de otros tiempos donde podían ser excusables como consecuencia de tórridas pasiones románticas. Ahora resultan difíciles de aceptar, en relaciones sentimentales exentas de carácter posesivo, y en las que las emociones tienen lógicamente su peso calculado.

Sin embargo, en las conversaciones entre parejas o matrimonios, en las charlas en el trabajo, en las confidencias entre amigos se suele hablar de celos, y no solo en su variante sexual, sino de los celos que nacen de la disposición del tiempo de la persona querida, de la relación con las familias respectivas, con la profesión. Todos somos algo renuentes a tocar el tema, quizás porque reconocemos que forman parte de las reacciones que se escapan a nuestra comprensión, y como mucho hay quien acepta una "dosis razonable" de celos como prueba de que el otro-a nos importa mucho.

Los celos no deberían existir, nos decimos, pero están ahí presentes, y en ocasiones nos provocan sentimientos de culpa. ¿Y si tratáramos de sacarles provecho, de encontrarles su colocación emocional adecuada? Los sentimientos según nos enseña la psicología pueden servir de señal, de alarma que nos induzca a un análisis, o a buscar un remedio, y los celos, en este sentido pueden constituir una llamada de atención hacia algunos conflictos emocionales.

Hay dos preguntas con las que afrontar un arranque de celos: ¿Qué o quien es la causa de mis celos? ¿Puedo hacer algo para dominarlos? Y a partir de las respuestas quizás nos encontremos con un acercamiento al mundo de nuestra pareja, o con un replanteamiento de las exigencias para con nuestra relación. En cualquier caso, nuestra perspectiva habrá sido positiva al intentar comprender que representan los celos que sentimos, y aún cuando estuvieran entorpeciendo nuestra vida en común, los veremos como una herramienta de transformación.

Casi todas las manifestaciones de celos derivan esencialmente de la falta de confianza en uno mismo; de que nos tenemos en poca estima y nos sentimos inferiores; de lo que los psicólogos llaman "mala imagen de uno mismo". Imagen que frente a la de los posibles "competidores" la vemos en desventaja. Si somos capaces de reconocer esta sensación podemos tratar de superarla. Por eso es importante identificar el amor propio "herido". Porque en ese momento enfocamos un sector en el que podemos hacer algo, en vez de dejar que los celos deriven en sentimientos de culpabilidad, autocompasión e impotencia.

Si permitimos que los celos existan sin preguntarnos sus causas, seguirán sus efectos perniciosos, pero examinarlos a la luz de la razón, pueden estimular nuestra madurez emocional, y a la vez la madurez de nuestras relaciones sentimentales.

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